![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisiuPEafa6yYov95lUS45O2grSbtE4BAfK9taIGFRSV_is6a9Ebgws9AsQYaAQZcY0rkXogDy6SB0dN7fGJy9Pu4c3Voz-ZzFrrM1Wjdx-AmoCJBYl52kZEIk9lk0uffaPu0VAQUuHYidp/s400/moon+y+park.jpg)
El Mastro Dai Won Moon es conocido como padre del Tae kwon Do en México , el cuál nació el 19 de enero de 1943,en Memul, en un pequeño pueblo de Corea, perteneciente al Distrito de Aung Dong Ri, Municipio de Hap Duk Up, Estado de Chung Nam Do.
Es el Primogénito del Dr. Chang Wook Moon y la Señora In Kyuong Hee. El Dr. Chang Ik Moon , tío del Profesor Dai Won Moo, lo adopto por tradición familiar al no tener descendientes propios,y para que su linaje no desapareciera, así entonces su nombre completo pasó a ser Dai Won Moon Nam, el apellido Nam es de la esposa de su tío.
A sus tiernos siete años vivió la guerra de Corea . Así relata su historia:
A sus catorce años , observando a uno de sus amigos realizar unos movimientos con sus pies y manos que le parecieron muy raros; al sentir curiosidad le preguntó qué era aquello, y su amigo le explico que era el arte guerrero llamado Tang Soo Do, le pidió que le enseñara pero en vez de eso le llevo a las escuela donde practicaba el y lo presentó con su Maestro el Señor Chon Yong Ha que en aquel tiempo era 5° Dan, el cual fue discipulo de Bong Jin Yong, quien fue instruido por Chang Chang Young.
El Tang Soo Do significa “Mano de la Dinastia tang”, en recuerdo de que sus orígenes tuvieron lugar en china cuando era regida por la Dinastia Tang.
Aquí cuenta el Maestro Moon como eran sus clases con su Maestro Sr. Chon Yong Ha.
“…Me inscribí como alumno del maestro. Su escuela no se parecía en nada a lo que hoy consideramos como tal. Era un simple espacio de tierra cuyas paredes las formaban cañas secas, como las del maíz, y el techo lo constituía una lona estirada con cuerdas que se amarraban a postes clavados en el piso. También la instrucción era muy diferente a la actual. En realidad, a los alumnos no se nos enseñaba nada de manera específica. Aprendíamos viendo ejecutar al profesor sus movimientos u observando practicar a los estudiantes avanzados. Tampoco había un calentamiento definido antes de comenzar el ejercicio. Siempre llegábamos temprano y cada quien hacía una calistenia distinta con ese propósito. "…Las clases eran diarias y cada una duraba dos horas. No íbamos allá para ejecutar posiciones sofisticadas o movimientos bonitos. Nada de eso. Aprendíamos a sobrevivir. Todos los días teníamos combate y se acostumbraba hacer contacto con los golpes a todo el cuerpo, incluyendo la cara. Yo era el más joven, pero teníamos compañeros de 20, 23, 24, 25 años... todos muy duros y salvajes. En la época de lluvias, el agua se filtraba entre las cañas y convertía el piso de tierra en un lodazal, pero nada nos detenía y aún así combatíamos. Si alguien resbalaba y caía, su compañero no le daba cuartel; lo seguía y el que estaba en el suelo tenía que defenderse. Aprovechaba cualquier pequeña pausa o descuido del contrario para levantarse. Limpiaba el lodo de sus ojos y la lucha continuaba... "En invierno, ¡ah!, en invierno la situación presentaba otras características. Esa temporada del año en Corea siempre es extremadamente fría. Los campos se cubren con un manto blanco de nieve y el piso de nuestro dojang, bajo la lona, quedaba lleno de escarcha. Mas nosotros nos presentábamos a practicar como siempre, descalzos. Para defendernos de la atroz temperatura usábamos un truco procurando que el maestro no se diera cuenta. Bajo el Dobok (uniforme) nos poníamos una ropa interior gruesa a la que recortábamos las mangas y las perneras para que no se vieran ni se asomaran, porque si el maestro sorprendía a alguno usando eso, lo ponía a entrenar doble. "…Mi maestro era muy severo. Recuerdo que cuando yo era cinta roja y me estaba preparando para el examen de cinta negra, entrenaba dos veces al día. Entonces, en el momento en que las prácticas eran más severas, se me ocurrió faltar tres veces seguidas. Al cuarto día me presenté. El maestro me dirigió una mirada glacial y me dijo, señalando un rincón cercano a la puerta de entrada: "No te cambies, espérate allá". Así lo hice, presintiendo que me iba a dar alguna lección. Cuando la clase terminó y los alumnos se marcharon, preguntó: "¿quieres entrenar?". "Sí, profesor" respondí. "Muy bien, entonces colócate en posición de hacer lagartijas". Fui al suelo y me apoyé sobre las manos y las puntas de los pies, los brazos y el cuerpo bien estirados. El se enrolló las mangas de su camisola de entrenar y pude ver de reojo cómo tomaba un palo grueso, largo y redondo. Con él descargó un golpe sobre mi cadera, tan fuerte que salí dando maromas. Otra vez en posición de lagartijas y nuevo bastonazo. El tercero me dio en la parte trasera del muslo izquierdo. Entendí la instrucción. Aún cuando el varazo en mi pierna hizo que durante algunos días caminara cojeando, no volví a faltar a clases. ¡Así se aprendía el Tang Soo Do en Corea por aquellos años…”
Estudió en La Universidad de Seúl 2 años de la carrera de Ciencias Políticas, la cual no termino porque se dio cuenta de que le gustaba más la Arquitectura, por lo cual con el apoyo de sus padres viajó a Estados Unidos, donde llega a Texas el mes de Noviembre de 1962 , se inscribe en "East Texas State University" donde inicio sus estudios el mes de febrero de 1963 .
Aquí nos relata el Maestro cómo se hace popular en la Universidad.
A los 20 años comieza a impartir clases a sus compañeros de la universidad
Participa en su primer torneo en Oklahomma donde gana el primer lugar,con ésto atrae la atención del círculo de Profesores y lo invitan a participar en los torneos mas importantes de Artes Marciales.
Inicia su vida como profesional en la enseñanza de Tae Kwon Do cuando regresa a Tejas, se asocia con Jim Garret , realizan una exhibición y abren una escuela.
Cuando llegó la noche, a la hora convenida, las 8.00, el lugar estaba abarrotado de gente. No cabía un alfiler. Habían personas sentadas, de pie, paradas arriba de sillas, encaramadas sobre mesas. Muchos no pudieron entrar y se quedaron afuera. Durante casi dos horas Jim y yo rompimos tablas y bloques de cemento con las manos, los pies, los codos. Mostramos ataques y defensas, formas y katas ante el entusiasmado y asombrado auditorio. Al terminar fuimos ovacionados y, empapados de sudor, dijimos: "Lo que han visto, empezaremos a enseñarlo el próximo lunes a las 7 de la noche en el "Intermural Gym" del Texas Tech. Los que estén interesados en aprender, lleguen antes de esa hora para llenar sus solicitudes y registrarse". Jim Garrett me propuso que cobráramos 15 dólares al mes a cada estudiante. Yo le dije: "¡oye, eso es mucho!", porque, efectivamente, en esa época 15 dólares era bastante dinero, pero él insistió: "¡No, hombre! Así está bien, vamos a hacerlo de esa manera". El lunes siguiente, a la hora indicada, llegamos al gimnasio. Había una multitud afuera del gimnasio esperándonos; no podíamos entrar. Tuvimos que abrirnos paso diciendo: "¡con permiso!, ¡con permiso!", y caminando de lado. El salón estaba repleto de gente y lleno con humo de cigarro. Jim me dijo: "¿Qué vamos a hacer? No es posible dar clase a tantos, ni siquiera van a poder moverse". Entonces se me ocurrió una idea. Trajimos una mesa pequeña, me puse de pie sobre ella y alzando la voz pregunté: "¿Quiénes fumaron aquí? Levanten la mano". Una gran cantidad de manos se levantaron. "Por favor, salgan. No podemos enseñar a los que fuman". Los aludidos desalojaron el sitio. Por supuesto, algunos que habían fumado fingieron no haberlo hecho, diciendo: "¡Yo no fumo, yo no fumo!", y se quedaron. Todavía no había espacio para practicar. Hablé otra vez: "¿Quién no tiene 15 dólares?". Otro buen número de manos se alzó. "Salgan, por favor". Esta vez quedó convenientemente despejada el área. Con los que permanecieron formamos una fila, dos filas, tres filas. Jim y yo nos sentamos frente a la mesita y todos pasaron a registrarse, dejando cada uno sus quince dólares. Ibamos depositando el dinero en una cubeta que encontramos por allá. Le dije a Jim: "Separa los billetes por su valor". El formó fajos con los de un dólar, los de cinco, los de diez... Al final teníamos una caja grande de cartón bien llena. Luego comenzamos la instrucción, que a todos gustó muchísimo. Cuando los alumnos se hubieron marchado, Jim y yo dividimos las ganancias. De esa manera, y en aquella noche, dio principio mi vida como profesional en la enseñanza del Tae Kwon Do.
Participa en el “Open Karate Champiinship” junto a otras figuras famosas.
"…En cierta ocasión fui a Washington, D.C. con el objeto de participar en el "Open Karate Championship". Jhoon Rhee me invitó a hospedarme en su casa. Cuando llegué, encontré a Bruce Lee, a Chuck Norris y a Joe Lewis, quienes estaban allá también como invitados. En aquella época el primero todavía no era conocido, pero Jhoon Rhee, me dijo: "Este muchacho va a ser alguien importante. Un día tendrá mucha fama". Como ya le había hablado acerca de mí, Bruce Lee me dio su tarjeta. En el reverso tenía el precio que cobraba por sus clases: ¡500 dólares la hora! Luego me dijo: "Voy a tener un papel en una película que se va a llamar Marlowe. En una de las escenas debo entrar a la oficina de un detective, encarnado por el actor James Garner, para intimidarlo, ¿Cómo sugieres que lo haga?" "¡Destroza su oficina _ contesté _ rompe el escritorio, patea alto contra alguna lámpara que cuelgue del cielo raso. Yo lo haría así y así". Evidentemente le gustó la idea, porque cuando se exhibió la película, en ella se veía cómo Bruce Lee, con golpes de manos y pies, despedazaba el mobiliario en el despacho de héroe. En el momento cumbre salta y de una patada hace estallar en pedacitos la pantalla de una lámpara que cuelga del techo.
Bruce Lee lo invita a su casa en Seattle, California.
Compite con los famosos:Chuck Norris,Jim Harrison ,Bob Wall,Skipper Mullins,Joe Lewis,Mike Stone, Bill Wallace,Cassius Clay.
En 1968 Jack Hwang lo invita a México a dar clases de Tae Kwon Do en la Escuela del Dr. Manuel Mondragón
Corría ya el año de 1968. Ya había terminado mis estudios de arquitectura, aunque de manera oficial no podía llamarme arquitecto porque para ello hubiera tenido que presentar el examen estatal, luego de haber estado trabajando durante un año con un arquitecto que me otorgara su firma como aval para el examen. Yo ya estaba muy involucrado con la enseñanza del Tae Kwon Do y no me quedaba tiempo para hacer eso debido a que atendía un dojang que abrí en Houston, Tejas. “…Estaba mi vida en este punto cuando un amigo mío de nombre Jack Hwang vino a la ciudad de México, como guardaespaldas de un norteamericano importante, a presenciar las Olimpiadas. El visitó la escuela de Karate Do que el Dr. Manuel Mondragón y Kalb tenía en las calles de Hermosillo e Insurgentes. Sabiendo que Jack conocía Karate, el Dr. Manifestó su deseo de que enseñara en su escuela. Jack contestó: "Debo regresar a los Estados Unidos, pero tengo un amigo allá que es muy bueno en Tae Kwon Do y podría venir aquí a enseñar". "¿Quién es?", preguntó el Dr. "Dave Won Moon", fue la respuesta. "No lo conozco", repuso el Dr., "invítalo para que nos visite". De esa manera vine a México por primera vez. Llegué con Jack Hwang después de las Olimpiadas. Nos pusimos de acuerdo. El enseñaría técnicas básicas durante cinco días y luego yo, combate por otros cinco días. A los alumnos de la escuela del Dr. les gustó mucho lo que les dimos. En el curso de la instrucción, combatí contra los practicantes de Shotokan y Shito Ryu. Resultaba muy fácil ganarles porque eran muy novatos en eso, muy francos al atacar y yo siempre los cazaba. Me acuerdo que para ellos, las patadas altas, arriba de la cintura, eran tabú. "No hay que tirarlas más arriba de ese sitio porque se expone uno demasiado", me dijeron. "¿Cómo que no?", les contesté, "Hay que saber mandarlas a cualquier parte y altura. ¡Miren!" y saltaba yo hasta el techo pateando. A veces giraba y pateaba dirigiendo el golpe al rostro, aunque sin intención de lastimar. "¡Pam!" Ellos no podían parar aquello. Pidieron que fuera yo quien diera las clases. El Dr. Mondragón estuvo de acuerdo y yo me fui a los Estados Unidos para arreglar mis cosas, con la promesa de volver pronto. Tenía yo dos buenas razones para retornar: una era la de enseñar Tae Kwon Do; la otra, que estaba yo muy enamorado de una bella mexicana. "Cuando llegó la Semana Santa de 1969 volví a México para observar despacio cómo eran aquí las cosas. Me gustó sobre todo la actitud de la gente, que es muy calurosa, servicial y afectuosa, de mucha entrega. En Estados Unidos las cosas son muy distintas. También allá hay excelentes personas y tuve muy buenos amigos que me ayudaron mucho, pero en general son muy frías. En México, en cambio, aunque como en todos los países del mundo, también hay bastantes "transas", la gran mayoría es muy sincera y cálida, como la gente de Corea. El temperamento de los mexicanos se parece mucho al de los coreanos. Por eso a los coreanos les gusta tanto México, como pasó conmigo.
1975 se separa del Dr.Manuel Mondragón y decide trabajar por su cuenta.
“…Después de seis años de estar yo dando clases en la escuela del Dr. Mondragón, surgieron diferencias importantes de criterio entre él y yo y decidí separarme para trabajar por mi cuenta. Con algunos de mis alumnos empecé a buscar un local para instalar una escuela. Un día, caminando por la calle de Nuevo León, al llegar al número 139, ví un local abandonado que se rentaba. Me acerqué y, a través de los vidrios polvorientos, pude ver que era un sitio viejo, muy viejo y sucio, pero grande y adecuado para nuestros propósitos. Llevé a mis alumnos y les pedí su opinión. Les pareció, como a mí, que era bueno. Averigüamos que el propietario era Mario Zacarías, el productor de cine. Nos entrevistamos con él y resultó ser una razonable y buena persona. Hicimos el trato para rentar el inmueble. Como era Semana Santa, no podían encontrarse plomeros, carpinteros ni electricistas, pero por las escuelas que había yo instalado en Estados Unidos, tenía experiencia. Lo podíamos hacer nosotros mismos. Pregunté a mis alumnos: "¿Quién puede ayudarme?" Se ofrecieron muchos, entre ellos Carmen Dehesa, Moisés Traconis, Jesús Herrera, Montaño... Hasta Olivares vino para ayudar, aunque poco, porque ya tenía planeadas unas vacaciones para esos días y se fue. "Limpiamos el local, retiramos los escenarios de cine allá almacenados. Pintamos paredes, cambiamos vidrios rotos, pulimos el piso, instalamos tuberías para el agua corriente. Cuando todo estuvo listo, mandé un telegrama a cada uno de mis alumnos. "Estoy en Nuevo León 139, esquina con Ozuluama. Si así lo quiere, puede venir a continuar estudiando Tae Kwon Do". Todos, sin falta, se presentaron. "El Dr. Mondragón entonces contrató los servicios de Hee Il Cho, instructor coreano, pero cuando llegó a dar sus clases no encontró a ningún alumno para instruír, todos estaban conmigo. Jack Hwang, a quien ya he mencionado, vino con él y me habló por teléfono desde el hotel donde los dos se alojaban. "Venga a hablar con nosotros", me dijo. Respondí: "Ustedes ni siquiera me avisaron que venían a México, así que no puedo verlos", y colgué la bocina. Desde entonces terminó para mí la relación con Jack Hwang, porque se prestó a colaborar con aquella situación. Después de muy poco tiempo Hee Il Cho se regresó a los Estados Unidos, de donde había venido. "Una vez, estando yo allá, Bong Soo Han, maestro coreano de Hapkido, con quien tengo amistad, me dijo: "Quiero que conozcas a Il Cho". Efectivamente, estaba a poca distancia de nosotros. Contesté: "Yo sé quién es él y él sabe quién soy yo, pero nunca hemos sido presentados. Entre los dos tuvo lugar una situación poco agradable". Así le hablé a Bong Soo Han. Il Cho nada más estuvo escuchando. Así terminó el episodio con él. "Pasaron los años y nuestra escuela de Nuevo León se volvió famosa. Sus grandes ventanales sin cortinas dejaban ver a los alumnos practicando y ya era costumbre que muchos transeúntes, a veces en grupos, se detuvieran a presenciar lo que hacíamos. "En cierto momento, los administradores del local que ocupábamos quisieron elevar desmesuradamente la renta y, naturalmente, necesitamos otro lugar para instalarnos. Por coincidencia, en esa misma época el sitio donde estuvo la escuela de Karate de Hermosillo e Insurgentes quedó desocupado por haberse cerrado ésta y nos trasladamos a él. Así, de manera tan singular, nuestra escuela de Tae Kwon Do, ya conocida como "Moo Duk Kwan", volvió a funcionar en el mismo punto donde, años atrás, todo había comenzado. Después estuvimos durante un tiempo en la calle de Georgia y al fin nos ubicamos aquí, en Nuevo León Nº 50, cerca del lugar donde tuvimos el primer dojang en 1969. Adaptando el jardín alistamos el área de prácticas. Aunque la escuela ya es propia, alimento el sueño de construír un edificio planeado especialmente para ser la sede del Moo Duk Kwan en México.
Gana Campeonatos mundiales, en compañía de sus alumnos más avanzados.
"En 1973 mis alumnos y yo organizamos en esta ciudad el Quinto Campeonato Nacional de Tae Kwon Do en el que nuestra escuadra de Moo Duk Kwan ganó el primer lugar. Pocos días después iba a celebrarse en Seúl, Corea, el Primer Campeonato Mundial. Mi equipo y yo tomamos el avión y llegamos allá un día antes del acontecimiento. Cuando abrimos la puerta del hotel en el que nos instalaríamos, había gran fatiga en nuestros cuerpos y nos sentíamos mareados por el viaje. No hubo tiempo para descansar, porque esa noche, avisado por mí de nuestro arribo, se presentó mi maestro, Chon Yong Ha, el Dragón de Verano, con un grupo de sus alumnos, muchos de ellos amigos que aprendieron Tang Soo Do junto conmigo y otros que pertenecían a una generación posterior. Hay que hacer mención de que todos mis estudiantes venían lastimados de los combates del campeonato que acababa de tener lugar en México. Hicimos a un lado las sillas y mesas de uno de nuestros cuartos en el hotel y allá practicamos combate con mis camaradas coreanos para aprender las reglas bajo las cuales íbamos a pelear. En México siempre lo habíamos hecho compitiendo en torneos abiertos contra los contingentes de Okinawa, de Shotokan...; pero aquí únicamente habría Tae Kwon Do y las normas serían diferentes. "Pocas horas después, cuando se hizo la declaratoria de inauguración del certamen y nos presentaron como equipo ante una enorme concurrencia, me sentí orgulloso de mis mexicanos. Allá estaban Ramiro Guzmán, Isaías Dueñas, José Luis Olivares, Galindo, Ernesto Morán..., todos aguerridos, bien entrenados, con el espíritu brillante y la voluntad de vencer por México, por Moo Duk Kwan, por ellos mismos. Se portaron como yo sabía que iban a hacerlo... y nos trajimos el tercer lugar, ganado entre los 36 países que participaron, incluyendo, por supuesto, a Corea, cuna de este arte marcial. ¡Imagínese! De no figurar México para nada en el ámbito del Tae Kwon Do mundial, de pronto su nombre estaba en boca de todos. "En 1975 se llevó a cabo el Segundo Campeonato Mundial, otra vez en Seúl, Corea, y de nuevo ganamos el tercer lugar. Ya teníamos mucha notoriedad y los miembros de los otros equipos, durante el torneo y al ver cómo nos desempeñábamos, se preguntaban si tendrían que enfrentarse con nosotros en las finales... "1977 fue un año muy interesante. Participamos en el Primer Campeonato Norteamericano de Tae Kwon Do y tuvimos la satisfacción de obtener para México el primer lugar. "Ese mismo año fue el Tercer Campeonato Mundial en Chicago, Illinois, con 43 países concursando y logramos el cuarto lugar. "El Cuarto Campeonato Mundial se hizo en Stuttgart, Alemania. Además de seleccionar y entrenar a quienes integrarían el equipo mexicano, yo, sin ayuda de nadie pagué todos los gastos del mismo: boletos de avión, comidas, hotel, taxis, renta de automóviles, uniformes. Entraron a la justa más de 70 países y adivine qué. ¡Conquistamos el segundo lugar! En esa ocasión, de ocho competidores que llevé, siete ganaron medallas.
El Licenciado Guillermo López Portillo le da su apoyo, cuando México fue seleccionado para ser la Sede del Quinto Campeonato Mundial, pero otros intereses influyeron y el Campeonato no se realizó.
"El licenciado Guillermo López Portillo, gran promotor del deporte en México y director del Instituto Nacional del Deporte (I.N.D.E.), percibiendo la importancia que aquello tenía para el prestigio de la nación ante el mundo, me dijo que yo le hiciera la relación de los gastos para que los sufragara la institución, pues iban a ser tan elevados que, lógicamente, yo solo no podría hacerles frente. Se la entregué. Serían seis millones quinientos mil pesos, que en aquel entonces representaban una gran suma. El licenciado López Portillo revisó las cuentas, estuvo de acuerdo y firmó de conformidad. Con mucho tino sugirió que el campeonato se llevara a cabo después del certamen mundial de ciclismo que iba a celebrarse en Baja California y luego de la Universiada. Esos dos acontecimientos centrarían la atención mundial en México, y entonces, dijo, daríamos el tercer gran golpe: el Campeonato Mundial de Tae Kwon Do. Este constituiría el broche de oro para cerrar las actividades deportivas aquel año de 1981 en México y su nombre sería repetido por la prensa de los cinco continentes. La sorpresa. "Todo estaba listo, incluyendo al equipo mexicano, preparado para dar lo mejor de sí; mas en ese momento el licenciado Guillermo López Portillo se retiró de la jefatura del I.N.D.E. Entonces vino lo inesperado, lo increíble, lo absurdo, la sorpresa obscura: la nueva dirección del Instituto nos negó terminantemente su apoyo y lo retiró por completo... y el Quinto Campeonato Mundial de Tae Kwon Do ya no se llevó a cabo. ¿Qué fue lo que pasó?, ¿Qué razones pudieron haber para que lo ya dispuesto y que constituiría un prestigioso galardón en la fama de la patria, no se llevara a cabo? Yo no lo sé, pero el que perdió allá fue México, nuestro México. Y cuando digo "nuestro", quiero significar precisamente eso, porque en 1975, identificado con este país y con su gente, me nacionalicé mexicano. Mis cuatro hijos, dos muchachos, y dos muchachas, también son mexicanos. "Así fueron las cosas. La vida a veces presenta cosas incomprensibles y esta fue una de ellas. "…Comenzamos luego a tener problemas para conseguir locales grandes en dónde realizar nuestros torneos y demostraciones. Las autoridades deportivas ya no nos los facilitaban. Dejamos de tener acceso al Gimnasio Juan de la Barrera en la ciudad de México, como otrora. Para nosotros, ya no nada. Sin embargo, supimos sacar provecho de ello, porque al cerrársenos las puertas en el Distrito Federal, llevamos el Tae Kwon Do a los Estados y llegamos a tener 240 escuelas diseminadas en toda la república. En la actualidad tenemos 220.
Significado del Nombre de su escuela y Escudo.
Filosofía el Tae Kwon Do
Aportaciòn de Moo Duk Kwan para nuestro México".
"…Como mexicano pongo mi grano de arena para el bienestar de la nación en la siguiente forma: considero que nuestro país necesita hijos sanos de cuerpo y mente, con actitud de triunfo; ciudadanos trabajadores, eficientes y muy responsables; dirigentes honestos y leales a su patria. "Por ello en Moo Duk Kwan orientamos la enseñanza del Tae Kwon Do para crear mentalidades imbuídas de esos principios. Nuestros alumnos repiten constantemente: "Soy Moo Duk Kwan, soy triunfador". Asimismo afirmamos una y otra vez en nuestras clases y hacemos que los estudiantes digan: "Debes ser leal con tu país, con tu familia, con tus padres, con tus maestros, con tus amigos y, sobre todo, contigo mismo, siendo la lealtad la más heroica de todas las virtudes". "La educación escolar, la instrucción universitaria, el conocimiento de idiomas, significan muy poco si no se posee el temple de carácter y la actitud necesaria para abrirse paso y triunfar en la vida. Debido a eso en Moo Duk Kwan damos tanta importancia a la formación de la personalidad y me parece que de esta manera contribuímos de un modo que tal vez sea significativo, al mejoramiento de las virtudes ciudadanas, porque ¿no es acaso bueno que en todas nuestras escuelas se les recuerde a los mexicanos inscritos en ellas, varios días a la semana, cuando practican Tae Kwon Do, que deben ser leales a su país y hacer su máximo esfuerzo para engrandecerlo y honrarlo, así como para volverse ellos mismos cada vez mejores en todos sentidos? Yo creo que sí, y esa es la aportaciòn de Moo Duk Kwan para México, para nuestro México". Estas fueron las palabras de Dave Won Moon, introductor del Tae Kwon Do en nuestro país; las palabras de un hombre que nació en Corea, pero que tiene el corazón de mexicano.
(De como Dai Won Moon Introdujo el Tae Kwon Do a México)Por Alonso Rosado Sánchez
(De como Dai Won Moon Introdujo el Tae Kwon Do a México)Por Alonso Rosado Sánchez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario