lunes, 27 de abril de 2009

INFLUENZA


INFLUENZA PORCINA

La OMS en su página web presenta un especial acerca de esta enfermedad que preocupa a la comunidad internacional.

¿Qué es la gripe porcina?

Es una enfermedad sumamente contagiosa de los cerdos, parecida a la gripe en los humanos, pero más seria. El contagio suele ser alto y la mortalidad baja. La enfemedad entre los cerdos puede aparecer durante todo el año. Algunos países vacunan periódicamente a los cerdos contra la gripe o influenza porcina.
El virus de gripe porcina está definido como el subtipo H1N1, pero existen otros que circulan entre los cerdos como el H1N2, H3N1, H3N2. Algunas veces los cerdos se pueden contagiar del virus de la gripe de los humanos; y a pesar de que la influenza porcina sólo infecta a cerdos, algunas veces cruzan las barreras de las especies causando la enfermedad en humanos.

¿Qué implicaciones tiene en la salud de los humanos?

Se han reportado ocasionalmente casos de contagio en humanos; generalmente los síntomas clínicos son similares a los de la gripe estacional, pero se han presentado casos que van desde infecciones asintomáticas hasta neumonía severa que resulta en muerte.
Muchos de los casos clínicamente comprobados de gripe porcina en humanos se han detectado al azar, cuando se analizan casos de gripe normal por lo parecido de los síntomas como la infección de la garganta.
La verdadera afectación de esta enfermedad en humanos es desconocida.

¿Dónde han ocurrido casos?

La OMS ha reportado casos en Estados Unidos y España. Ahora en México.

¿Cómo se infectan las personas?

La gente normalmente se contagia por el contacto con cerdos infectados, sin embargo, se han reportado casos de personas que no han tenido este contacto o que jamás han estado en un ambiente en el que han estado ubicados estos animales. Contagio entre personas se ha dado, pero ha sido limitado al contacto cercano o grupos cerrados de personas.

¿Es seguro comer carne de cerdo?

Sí. La influenza o gripe porcina no se contagia por comer carne de cerdo que haya estado correctamente manipulada y preparada. El virus de la gripe porcina se muere cuando cocinan la carne a 160 grados Farenheitt o 70 grados centígrados.

¿Qué países han sido afectados por la enfermedad de los cerdos?

La enfermedad es considerada endémica en los Estados Unidos. Pero se han presentado casos en Norteamérica, Sudamérica, Europa (Inglaterra, Suecia e Italia), Africa (Kenya) y en partes de Asia del este incluidos China y Japón.

¿Cuál es el riesgo de una pandemia?

Es común que la mayoría de personas, especialmente aquellas que no tienen contacto regular con cerdos, no son inmunes al virus de la gripe porcina. Si el virus se establece y provoca el contagio entre humanos, se puede causar una pandemia de esta gripe. El impacto de una pandemia es dificil de predecir: depende de la virulencia del virus, la inmunidad entre la gente, anticuerpos adquiridos de las infecciones de gripe común y otros factores.

¿Hay alguna vacuna contra la gripe porcina?

No hay vacunas que contienen el actual virus de influenza porcina que está atacando a humanos. No se conoce si las vacunas contra la gripe proveen alguna protección. Los virus de la influenza cambian constantemente y muy rápido. Es importante desarrollar una vacuna contra los virus que están circulando actualmente para proveer de protección a las personas vacunadas, es por esto que la OMS necesita acceso a la mayor cantidad de virus posibles con el fin de seleccionar los correctos para crear una vacuna.

¿Qué fármacos están disponibles para el tratamiento?

Para los casos que se han presentado de influenza porcina en Estados Unidos y México, las autoridades nacionales y locales, están recomendando el uso de oseltamivir o zanamivir para el tratamiento y prevención de la enfermedad. Han comprobado que el virus es resistente a amantadine y remantadine.

VISTAZO.COM


Es una mezcla nunca antes vista de virus de cerdos, aves y humanos.
¿Cómo la influenza porcina saltó a los humanos?

Una nueva cepa de influenza está infectando a las personas en Estados Unidos y México, país donde podría haber provocado la muerte de más de 60 personas, dijeron el viernes funcionarios de salud mundial.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) analizaron muestras del virus H1N1 de algunos pacientes estadounidenses, quienes se han recuperado todos, y dijo que es una mezcla nunca antes vista de virus de cerdos, aves y humanos.

A continuación algunos datos del CDC sobre cómo la influenza porcina se propagó a los humanos:

* Los virus de la influenza porcina por lo general enferman a cerdos, no humanos. La mayoría de los casos ocurren cuando las personas entran en contacto con cerdos infectados u objetos contaminados que se mueven desde las personas a los cerdos.

* Los cerdos se pueden infectar de gripe humana o aviaria. Cuando virus de gripe de diferentes especies infectan a los cerdos, se pueden mezclar al interior del cerdo y pueden emerger virus nuevos y mixtos.

* Los cerdos pueden traspasar virus mutados a los humanos y ellos se los pueden transmitir de humano a humano. La transmisión entre los humanos se piensa que puede ocurrir de la misma forma que la influenza estacional, al tocar algo con virus de influenza y luego tocando su boca o nariz, y a través de la tos y el estornudo.

* Los síntomas de la influenza porcina en las personas son similares a los de la gripe estacional: fiebre súbita, tos, dolor muscular y fatiga extrema. Esta nueva cepa también puede causar más diarrea y vómito que la influenza tradicional.

* Las vacunas están disponibles para que se les suministren a los cerdos para prevenir la influenza porcina. No hay ninguna vacuna para proteger a los humanos de contraer la influenza porcina aunque la CDC está formulando una.
La vacuna contra la gripe estacional podría ayudar a proveer protección parcial contra el virus porcino H3N2, pero no contra el H1N1, como el que está circulando ahora.

* Las personas no se pueden enfermar de influenza porcina al comer cerdo o productos provenientes de este animal. Cocinar el cerdo a una temperatura interna de 71 grados Celcius mata al virus de la influenza porcina como ocurre con otras bacterias y virus.

RDS
EL ECONOMISTA.COM.MX


Autoridades investigan brote de influenza porcina en humanos

Atlanta, 23 abr (EFE)- Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) investigan el brote de un tipo de influenza porcina en humanos hasta ahora desconocida, de la cual ya se han detectado siete casos en California y Texas.

"A este punto realmente no conocemos la extensión de este brote de influenza porcina y estamos en el proceso de una extensa investigación con otras agencias", dijo hoy en conferencia de prensa Anne Schuchat, directora del Centro Nacional de Enfermedades Respiratorias e Inmunizaciones de los CDC, con sede en Atlanta.

El brote ha puesto en alerta a las autoridades sanitarias ante la posibilidad de que se trate de un virus transmitido de persona a persona, ya que ninguno de los enfermos ha tenido contacto con cerdos, advirtieron.

"Ninguno de los pacientes ha tenido contacto directo con cerdos y si bien se puede contraer la influenza porcina sin estar en contacto directo (con cerdos) puede darse es inusual. Creemos a este punto que la transmisión de humano a humano se está dando, aunque no sabemos la extensión del problema", dijo la experta.

De las siete personas infectadas, todas recuperadas, cinco residen en California y dos en el área de San Antonio, Texas, y entre estos los únicos que tenían alguna relación son un padre e hija en California y dos niños que acudían a la misma escuela en Texas, según las autoridades.

Todos los casos fueron detectados luego de que pruebas para determinar la presencia de influenza estacional (humana) en laboratorios locales no identificaran una cepa reconocida y fueran enviadas a los CDC para determinar su origen.

Los análisis determinaron que se trata de influenza porcina tipo A/H1N1, pero que difiere sustancialmente de la influenza tipo H1N1 que se da entre humanos, por lo que las autoridades creen que es poco probable que la vacuna contra la influenza estacional.

"Esta combinación genética de influenza porcina no ha sido reconocida anteriormente en Estados Unidos u otra parte", aseveró la experta, tras señalar que estudian la posibilidad de desarrollar una vacuna con el virus en caso de que sea necesario.
La influenza porcina es una enfermedad respiratoria de los cerdos, causada por la influenza tipo A y que por lo general no afecta a las personas, aunque se han presentado algunos casos en años recientes entre personas que están en contacto directo con estos animales.

Los CDC han registrado un total de 12 casos, sin tomar en cuenta los del actual brote, desde diciembre de 2005, aunque en casi todos los casos el contagio estaba asociado al contacto directo o indirecto con cerdos.
En 1976 el surgimiento de un brote de influenza porcina desató temores de que se pudiera tratar de una pandemia, lo que generó una campaña de vacunación masiva a nivel nacional.

En esa ocasión, el brote se limitó a cerca de 13 soldados residentes en Fort Dix, Nueva Jersey, de los cuales uno murió.

Los síntomas de la influenza porcina, que no se transmite al comer cerdo, son similares a los de la influenza estacional común, y entre estos se incluyen fiebre, letargo, falta de apetito y tos, según datos de los CDC.
Asimismo, algunas personas con influenza porcina también experimentan dolor de garganta, náuseas, vómitos, diarrea y secreciones nasales. EFE mc/ma

TERRA NOTICIAS

viernes, 16 de enero de 2009

Dai Won Moon ( biografía)




El Mastro Dai Won Moon es conocido como padre del Tae kwon Do en México , el cuál nació el 19 de enero de 1943,en Memul, en un pequeño pueblo de Corea, perteneciente al Distrito de Aung Dong Ri, Municipio de Hap Duk Up, Estado de Chung Nam Do.
Es el Primogénito del Dr. Chang Wook Moon y la Señora In Kyuong Hee. El Dr. Chang Ik Moon , tío del Profesor Dai Won Moo, lo adopto por tradición familiar al no tener descendientes propios,y para que su linaje no desapareciera, así entonces su nombre completo pasó a ser Dai Won Moon Nam, el apellido Nam es de la esposa de su tío.



A sus tiernos siete años vivió la guerra de Corea . Así relata su historia:



“…La guerra. "En 1950, cuando yo tenía siete años de edad, estalló la terrible guerra de Corea, envolviendo a toda la comarca en un torbellino de sangre y fuego. Conservo vívidos recuerdos de aquella época. Por ejemplo, cuando la ciudad de Seúl, donde vivíamos, comenzó a ser bombardeada, mi papá, mi mamá, mis tíos y yo, metimos nuestra ropa, frazadas, ollas para cocinar, documentos importantes, algunos muebles y otras cosas indispensables en una carreta con grandes ruedas de madera y abandonamos el lugar para dirigirnos a la población de Hap Dong, distante 200 kilómetros. Además de empujar la carreta, todos cargábamos algo. Yo era muy pequeño, pero aún así llevaba a la espalda una mochilita conteniendo ropa. De pronto, apareció en el cielo un avión enemigo que empezó a bajar velozmente hacia nosotros. Todos brincamos a los lados del camino y nos escondimos entre los arbustos y la hierba alta. El avión abrió fuego, haciendo saltar nubes de polvo con sus balas, algunas de las cuales se incrustaron en nuestra carreta. Cuando el aereoplano se perdió en el horizonte, salimos a verificar los daños. Muy impresionado, observé que un proyectil había raspado la pintura gris de una máquina de escribir que llevábamos y se había incrustado luego en un tapete enrollado, hecho de juncos, que estaba cerca. Cuando lo extendimos, observé con sorpresa que la perforación había producido agujeros a todo lo largo del tapete. "Caminábamos lo más aprisa que podíamos, pero las ampollas en los pies nos dificultaban la marcha. Aún así, logramos avanzar 70 kilómetros en 9 días. Periódicamente nos deteníamos a preparar comida: frijoles cocidos, papas asadas... ¡Qué sabroso me sabía todo aquello!, ¡con qué gusto lo comía! Una noche sin luna decidimos descansar un poco. Nos alejamos de la carreta y, entre los matorrales, encendimos una fogata. Ibamos a colocar una sartén para calentar tortas de harina cuando, de entre las sombras, surgieron varios hombres que echaron agua sobre el fuego y con los pies empujaron tierra sobre los rescoldos. "¿Están locos?", dijeron, " Si pasa un avión por aquí, el piloto podrá ver el resplandor desde gran altura y lanzará sus bombas. Para hacer fuego necesitan excavar la tierra, disimulando el sitio con ramas". Así era la guerra... “

A sus catorce años , observando a uno de sus amigos realizar unos movimientos con sus pies y manos que le parecieron muy raros; al sentir curiosidad le preguntó qué era aquello, y su amigo le explico que era el arte guerrero llamado Tang Soo Do, le pidió que le enseñara pero en vez de eso le llevo a las escuela donde practicaba el y lo presentó con su Maestro el Señor Chon Yong Ha que en aquel tiempo era 5° Dan, el cual fue discipulo de Bong Jin Yong, quien fue instruido por Chang Chang Young.
El Tang Soo Do significa “Mano de la Dinastia tang”, en recuerdo de que sus orígenes tuvieron lugar en china cuando era regida por la Dinastia Tang.
Aquí cuenta el Maestro Moon como eran sus clases con su Maestro Sr. Chon Yong Ha.

“…Me inscribí como alumno del maestro. Su escuela no se parecía en nada a lo que hoy consideramos como tal. Era un simple espacio de tierra cuyas paredes las formaban cañas secas, como las del maíz, y el techo lo constituía una lona estirada con cuerdas que se amarraban a postes clavados en el piso. También la instrucción era muy diferente a la actual. En realidad, a los alumnos no se nos enseñaba nada de manera específica. Aprendíamos viendo ejecutar al profesor sus movimientos u observando practicar a los estudiantes avanzados. Tampoco había un calentamiento definido antes de comenzar el ejercicio. Siempre llegábamos temprano y cada quien hacía una calistenia distinta con ese propósito. "…Las clases eran diarias y cada una duraba dos horas. No íbamos allá para ejecutar posiciones sofisticadas o movimientos bonitos. Nada de eso. Aprendíamos a sobrevivir. Todos los días teníamos combate y se acostumbraba hacer contacto con los golpes a todo el cuerpo, incluyendo la cara. Yo era el más joven, pero teníamos compañeros de 20, 23, 24, 25 años... todos muy duros y salvajes. En la época de lluvias, el agua se filtraba entre las cañas y convertía el piso de tierra en un lodazal, pero nada nos detenía y aún así combatíamos. Si alguien resbalaba y caía, su compañero no le daba cuartel; lo seguía y el que estaba en el suelo tenía que defenderse. Aprovechaba cualquier pequeña pausa o descuido del contrario para levantarse. Limpiaba el lodo de sus ojos y la lucha continuaba... "En invierno, ¡ah!, en invierno la situación presentaba otras características. Esa temporada del año en Corea siempre es extremadamente fría. Los campos se cubren con un manto blanco de nieve y el piso de nuestro dojang, bajo la lona, quedaba lleno de escarcha. Mas nosotros nos presentábamos a practicar como siempre, descalzos. Para defendernos de la atroz temperatura usábamos un truco procurando que el maestro no se diera cuenta. Bajo el Dobok (uniforme) nos poníamos una ropa interior gruesa a la que recortábamos las mangas y las perneras para que no se vieran ni se asomaran, porque si el maestro sorprendía a alguno usando eso, lo ponía a entrenar doble. "…Mi maestro era muy severo. Recuerdo que cuando yo era cinta roja y me estaba preparando para el examen de cinta negra, entrenaba dos veces al día. Entonces, en el momento en que las prácticas eran más severas, se me ocurrió faltar tres veces seguidas. Al cuarto día me presenté. El maestro me dirigió una mirada glacial y me dijo, señalando un rincón cercano a la puerta de entrada: "No te cambies, espérate allá". Así lo hice, presintiendo que me iba a dar alguna lección. Cuando la clase terminó y los alumnos se marcharon, preguntó: "¿quieres entrenar?". "Sí, profesor" respondí. "Muy bien, entonces colócate en posición de hacer lagartijas". Fui al suelo y me apoyé sobre las manos y las puntas de los pies, los brazos y el cuerpo bien estirados. El se enrolló las mangas de su camisola de entrenar y pude ver de reojo cómo tomaba un palo grueso, largo y redondo. Con él descargó un golpe sobre mi cadera, tan fuerte que salí dando maromas. Otra vez en posición de lagartijas y nuevo bastonazo. El tercero me dio en la parte trasera del muslo izquierdo. Entendí la instrucción. Aún cuando el varazo en mi pierna hizo que durante algunos días caminara cojeando, no volví a faltar a clases. ¡Así se aprendía el Tang Soo Do en Corea por aquellos años…”


Estudió en La Universidad de Seúl 2 años de la carrera de Ciencias Políticas, la cual no termino porque se dio cuenta de que le gustaba más la Arquitectura, por lo cual con el apoyo de sus padres viajó a Estados Unidos, donde llega a Texas el mes de Noviembre de 1962 , se inscribe en "East Texas State University" donde inicio sus estudios el mes de febrero de 1963 .
Aquí nos relata el Maestro cómo se hace popular en la Universidad.



“…El crudo invierno tejano se encontraba en su apogeo. El primer día de clases todos los alumnos, vistiendo gruesas chamarras y abrigos, nos encontrábamos en el patio de la escuela, esperando la hora para entrar a nuestros respectivos salones. En cierto momento, los del grupo en que yo estaba, comenzaron a hablar acerca del Judo. Al observar mis rasgos orientales, un joven me preguntó: "¿Sabes Judo?". "No", respondí, "pero soy cinta negra en Tae Kwon Do" (por aquel entonces empezó a conocerse con este nuevo nombre al Tang Soo Do). "¿Qué es eso?", inquirió. Al ver que no tenía ni idea, contesté: "es parecido al Karate". Enseguida otro alumno exclamó: "¡Ah!, ¿tú eres eso?". Se alejó a toda prisa y minutos después regresó trayendo un ladrillo de construcción grande, grueso y pesado, cubierto por hielo y lodo. Inmediatamente se veía que era de una solidez poco común. "¡A ver si puedes romper esto!",dijo. Evidentemente, era una de aquellas personas que relacionaban lo poco que habían oído de Karate, con el hecho de pulverizar a golpes tablas y bloques de cemento. Barruntando que me iba yo a meter en problemas respondí, aparentando indiferencia: "ese ladrillo está muy sucio", y volví la mirada a otra parte. Mi interlocutor desapareció otra vez y volvió exhibiendo una gran sonrisa y sosteniendo con las dos manos el ladrillo perfectamente limpio, recién lavado. "¡A ver, rómpelo", insistió ofreciéndomelo. Los demás alumnos se arremolinaron en derredor nuestro, los de más atrás parándose de puntillas para ver lo que sucedía. Ya no podía negarme porque, de hacerlo, los que nos veían iban a pensar que el Tae Kwon Do y, por extensión, el Karate y el Judo eran una completa falsedad. Tomé el pesado ladrillo, negro y vidriado, y me arrodillé. Se hizo un silencio completo. Ante aquel grupo, el prestigio de las artes marciales dependía de lo que yo hiciera. Coloqué un extremo del tabique sobre el suelo y el otro sobre la palma de mi mano izquierda. Levanté la derecha, me concentré y descargué un golpe con todas mis fuerzas usando el filo de la mano, pero el ladrillo ni se enteró. La presión de la responsabilidad que yo tenía en ese momento era enorme. Segunda vez: levanté mi mano y la hice caer como un relámpago. En esta ocasión dejé que el ladrillo chocara contra el suelo. Brotaron chispas anaranjadas, pero el muy malvado no se rompió, apenas si una astilla insignificante del vidriado se desprendió. ¡Tenía yo que romperlo, ya era asunto de honor! Por tercera ocasión reuní todas mis energías mentales y físicas y golpeé. Esta vez, al dar contra el suelo, el ladrillo se rompió limpiamente en dos, con un crujido. Tuve que usar esa técnica contra aquél durísimo objeto. De todas las gargantas surgió una exclamación de asombro: "¡Aaahhhh!" y luego escuché un gran aplauso. Alguien dijo: "¡No lo puedo creer!". Quienes presenciaron aquello lo relataron a los demás y pronto me volví muy popular en la escuela. Cuando caminaba por los pasillos y escaleras del plantel todos me saludaban con un apretón de manos, una sonrisa o un movimiento de la mano, aunque yo no los conociera. Un grupo de alumnos vino a preguntarme si quería enseñarles. Como yo no hablaba casi nada de inglés ni lo entendía, salvo por algunas frases de uso muy común, pudiendo únicamente leer y escribir en ese idioma, acepté en parte pensando que sería una buena oportunidad para practicar la conversación.


A los 20 años comieza a impartir clases a sus compañeros de la universidad



"Elegimos un lugar en el jardín de la escuela y allá nos dimos cita para comenzar los entrenamientos. Los muchachos llegaban vestidos con shorts, sudaderas o lo que tenían más a mano. Recuerdo que el primer día uno de ellos se me acercó y me preguntó: "¿Cuánto me va a cobrar por enseñarme?" Al oír eso me enojé mucho. "Yo voy a enseñar Tang Soo Do con todo el corazón y tú me hablas de dinero"? Era que en mi mentalidad de joven educado a la manera tradicional de la Corea de aquel tiempo, el dinero relacionado con las artes marciales era tabú. Pensaba que si los alumnos querían darme algo en forma voluntaria, estaba bien; pero no que me dijeran: "¿cuánto me vas a cobrar?" Sentí horrible, así que castigué al muchacho mandándolo a entrenar el doble de lo que hicieran los demás…”


Participa en su primer torneo en Oklahomma donde gana el primer lugar,con ésto atrae la atención del círculo de Profesores y lo invitan a participar en los torneos mas importantes de Artes Marciales.


"…Un día recibí la invitación para participar en un torneo de Oklahoma. Fui y gané el primer lugar. Jamás había yo intervenido en una competencia deportiva porque, como ya he dicho, en la escuela de mi maestro, en Corea, combatíamos para sobrevivir, no para ganar medallas. Aún allá, cuando los alumnos de mi maestro nos enfrentábamos a equipos de otras escuelas, nos parecía que eran muy débiles; en nuestro dojang se entrenaba duro de verdad. Los tejanos eran fuertes y peleaban recio, pero yo lo encontraba natural. Fue una experiencia interesante pelear intentando seguir por primera vez reglas establecidas de esa naturaleza. "De seguro esa victoria en Oklahoma hizo que la gente de los círculos marciales se fijara en mí, porque poco después recibí la invitación de Ed Parker, el padre del Karate Americano, como se le llama, para tomar parte en su torneo de Long Beach, California. Acepté y fui allá. Cuando comenzaron los encuentros me asombré al ver que los jueces gritaban: "¡Punto!", por cualquier cosa que hacían los competidores. Mi turno llegó y me tocó con un filipino que se creía muy listo. Se me acercaba, intentaba meter su golpe y enseguida corría lejos. Esperé a que se acercara otra vez y lo prendí con una buena patada que dio en su mandíbula. El filipino cayó como si lo hubiera alcanzado un rayo y quedó tendido cuan largo era. El árbitro iba a descalificarme, pero Ed Parker llegó a defenderme. "¡Es que así está acostumbrado a pelear!", explicó. "No lo hace con mala intención, ¡déjenlo!" Luego me dijo por lo bajo: "¡te quiero ver en la final!" En mi segundo combate ocurrió lo mismo: mi adversario terminó boca arriba, inmóvil, sobre las duelas del piso. Otra vez iba yo a ser descalificado y de nuevo Ed Parker me salvó. Llegó el momento de mi tercer encuentro y en la primera oportunidad envié a mi contrario al piso. Esta vez Ed Parker, aunque quiso ayudarme, ya no pudo hacerlo y quedé descalificado. Como él dijo, no era que yo quisiera noquear a mis contrarios, sino que era la manera en que había aprendido a pelear en el dojang de mi maestro.


Inicia su vida como profesional en la enseñanza de Tae Kwon Do cuando regresa a Tejas, se asocia con Jim Garret , realizan una exhibición y abren una escuela.



"…Cuando regresé a Tejas, me fue a ver un joven bastante alto y fuerte, cinta roja de Karate, de nombre Jim Garrett. Se presentó diciendo que él también era alumno de Alen Steen. Aquel muchacho, quien según pude comprobar después, era excelente persona, me dijo: "¿Qué le parece si usted y yo abrimos al público una escuela de Karate?" Le respondí: "Es que yo nunca he manejado así una escuela. Tengo alumnos, pero los enseño en calidad de amigos". Jim contestó: "Yo lo ayudo y le enseño cómo administrar el establecimiento". Aquello me interesó y estuve de acuerdo. Compré pliegos grandes de papel y cartulinas y con plumones de distintos colores hice carteles anunciando que Jim Garrett y yo íbamos a ofrecer una demostración de Karate. Aunque lo mío era Tae Kwon Do, nadie allá sabía lo que era eso y, por lo tanto, resultaba más sencillo y llamativo para el público hablar de "Karate". Pegué mis anuncios en las paredes de la Universidad y Jim colocó una buena cantidad de posters en varios puntos de la ciudad. El acontecimiento iba a tener lugar en el "Studio Union Building", un edificio donde se alojaba la estación televisora local, un restaurante, una cafetería y una librería, junto con un espacioso salón que fue el que nos facilitaron para hacer lo nuestro.
Cuando llegó la noche, a la hora convenida, las 8.00, el lugar estaba abarrotado de gente. No cabía un alfiler. Habían personas sentadas, de pie, paradas arriba de sillas, encaramadas sobre mesas. Muchos no pudieron entrar y se quedaron afuera. Durante casi dos horas Jim y yo rompimos tablas y bloques de cemento con las manos, los pies, los codos. Mostramos ataques y defensas, formas y katas ante el entusiasmado y asombrado auditorio. Al terminar fuimos ovacionados y, empapados de sudor, dijimos: "Lo que han visto, empezaremos a enseñarlo el próximo lunes a las 7 de la noche en el "Intermural Gym" del Texas Tech. Los que estén interesados en aprender, lleguen antes de esa hora para llenar sus solicitudes y registrarse". Jim Garrett me propuso que cobráramos 15 dólares al mes a cada estudiante. Yo le dije: "¡oye, eso es mucho!", porque, efectivamente, en esa época 15 dólares era bastante dinero, pero él insistió: "¡No, hombre! Así está bien, vamos a hacerlo de esa manera". El lunes siguiente, a la hora indicada, llegamos al gimnasio. Había una multitud afuera del gimnasio esperándonos; no podíamos entrar. Tuvimos que abrirnos paso diciendo: "¡con permiso!, ¡con permiso!", y caminando de lado. El salón estaba repleto de gente y lleno con humo de cigarro. Jim me dijo: "¿Qué vamos a hacer? No es posible dar clase a tantos, ni siquiera van a poder moverse". Entonces se me ocurrió una idea. Trajimos una mesa pequeña, me puse de pie sobre ella y alzando la voz pregunté: "¿Quiénes fumaron aquí? Levanten la mano". Una gran cantidad de manos se levantaron. "Por favor, salgan. No podemos enseñar a los que fuman". Los aludidos desalojaron el sitio. Por supuesto, algunos que habían fumado fingieron no haberlo hecho, diciendo: "¡Yo no fumo, yo no fumo!", y se quedaron. Todavía no había espacio para practicar. Hablé otra vez: "¿Quién no tiene 15 dólares?". Otro buen número de manos se alzó. "Salgan, por favor". Esta vez quedó convenientemente despejada el área. Con los que permanecieron formamos una fila, dos filas, tres filas. Jim y yo nos sentamos frente a la mesita y todos pasaron a registrarse, dejando cada uno sus quince dólares. Ibamos depositando el dinero en una cubeta que encontramos por allá. Le dije a Jim: "Separa los billetes por su valor". El formó fajos con los de un dólar, los de cinco, los de diez... Al final teníamos una caja grande de cartón bien llena. Luego comenzamos la instrucción, que a todos gustó muchísimo. Cuando los alumnos se hubieron marchado, Jim y yo dividimos las ganancias. De esa manera, y en aquella noche, dio principio mi vida como profesional en la enseñanza del Tae Kwon Do.


Participa en el “Open Karate Champiinship” junto a otras figuras famosas.



"…En cierta ocasión fui a Washington, D.C. con el objeto de participar en el "Open Karate Championship". Jhoon Rhee me invitó a hospedarme en su casa. Cuando llegué, encontré a Bruce Lee, a Chuck Norris y a Joe Lewis, quienes estaban allá también como invitados. En aquella época el primero todavía no era conocido, pero Jhoon Rhee, me dijo: "Este muchacho va a ser alguien importante. Un día tendrá mucha fama". Como ya le había hablado acerca de mí, Bruce Lee me dio su tarjeta. En el reverso tenía el precio que cobraba por sus clases: ¡500 dólares la hora! Luego me dijo: "Voy a tener un papel en una película que se va a llamar Marlowe. En una de las escenas debo entrar a la oficina de un detective, encarnado por el actor James Garner, para intimidarlo, ¿Cómo sugieres que lo haga?" "¡Destroza su oficina _ contesté _ rompe el escritorio, patea alto contra alguna lámpara que cuelgue del cielo raso. Yo lo haría así y así". Evidentemente le gustó la idea, porque cuando se exhibió la película, en ella se veía cómo Bruce Lee, con golpes de manos y pies, despedazaba el mobiliario en el despacho de héroe. En el momento cumbre salta y de una patada hace estallar en pedacitos la pantalla de una lámpara que cuelga del techo.

Bruce Lee lo invita a su casa en Seattle, California.



“…Meses después, invitado por él, lo visité en su casa de Seattle, California. Su hijo Brandon era como de cinco años y su hija Shannon un poco mayor. En uno de los cuartos, habilitado como gimnasio, tenía gran cantidad de aparatos, algunos muy extraños, inventados por él para entrenar con ellos. Luego me condujo a su garage. Allá, colgando del techo en la mitad del recinto, había un inmenso costal de cuero negro, relleno, que recordaba a un zeppelín, para practicar golpes especiales. "¡Colócate atrás y deténlo bien _ me dijo _ voy a patear fuerte". Así lo hice, separando los pies para lograr más apoyo, mientras pensaba: "esto es peligroso". Bruce se plantó frente al costal en actitud amenazadora y de repente se lanzó con la velocidad del rayo sobre él. "¡Paaaam!". Su famosa patada de lado, con la pierna derecha, explotó en mitad del costal. El tremendo impacto me envió por los aires y me estrelló contra la pared. Volví a sujetar el costal y él pateó de nuevo. Otra vez fui contra la pared, aunque ya no con tanta violencia porque estaba preparado. Le dije: "Estás fuerte. Para tu peso y estatura estás muy fuerte, pegas duro. Ahora tú detén el costal". Bruce ocupó mi puesto y se apoyó con toda la fuerza de que era capaz. Me alejé del costal y medí la distancia. Sentí que había surgido entre nosotros uno de esos "piques" amistosos que se dan a veces entre artistas marciales cuando muestran sus técnicas. Corrí hacia delante, salté y, usando los dos pies, con todo el peso del cuerpo, hice estallar mi patada sobre el blanco. "¡Poooooomm! También él salió despedido por el aire con gran fuerza y se estampó contra el muro. Tal vez mi golpe fue más duro que el suyo, porque él pateó con una pierna, mientras que yo utilicé las dos. Quedó bastante sacudido y pude observar la sorpresa en su rostro; pero no expresó ninguna opinión y comenzó a platicar de otras cosas, como si nada hubiera sucedido. "Lo que pasaba era que él era sin duda un excelente artista marcial, pero tenía un ángulo muy especial en su personalidad que lo hacía siempre querer mostrarse por encima de todos. Eso, por supuesto, no está bien. La humildad y la sencillez deben formar parte del carácter de los buenos practicantes. En aquella ocasión, mientras conversábamos, Bruce me dijo repentinamente: "¡Muéstrame tu patada de lado, quiero verla!" Percibí que estaba interesado en observar la técnica que yo usaba, pero en vez de expresarlo francamente, le dio a su petición el tono de: "Haz tu movimiento para que yo te lo corrija". El pique seguía. "¡Está bien", respondí, "te la voy a mostrar". Tomé una revista "Life" que estaba a mano y se la entregué. "¡Sujétala!". El la tomó usando la punta de los dedos. "¡No, no!", observé, así cualquiera la tira. Agárrala de una esquina usando toda la mano". Acerqué una silla y agregué: "¡Súbete aquí para que sea más difícil y levanta la mano. "¿Así?", preguntó. "No, _ contesté _ más arriba. Estira todo el brazo". Era que en esa época yo pateaba saltando a la altura de un aro de basquetbol. Tenía yo un alumno, Thomas Roth, que casi alcanzaba esa altura y aquí en México, Manuel Jurado y cinco o seis más de mis estudiantes se acercaban también, pero ninguno llegaba, yo sí lo hacía. "Bruce, subido en la silla, con el brazo derecho extendido arriba de su cabeza, tenía bien sujeto el "Life". Tomé distancia, corrí y salté, metiendo la cadera para aprovechar todo el peso del cuerpo y, como quería impresionar a aquel joven chino, al extender mi pierna derecha pegué con el pie, no a la revista, sino a la mano que la tenía. Aquella salió volando, con las hojas abiertas como banderas, a gran distancia de nosotros. ¡Causó un gran efecto! Cuando Bruce bajó de la silla no dijo nada y tampoco volvió a preguntarme ninguna otra cosa. En esa época yo confrontaba a cualquiera, como fuera y en cualquier sitio o circunstancia. Luego de esto, pasamos a la sala de la casa, donde Linda, su esposa, nos sirvió limonada con hielo y conversamos un rato largo. Nos hicimos buenos amigos. Tiempo después me vio pelear en un torneo y me dijo, poniendo gran vivacidad en sus palabras: "!David, I like your sytle of fighting!...¡I really like it!" ("David: ¡Me gusta tu estilo de pelea! ¡De veras me gusta!").

Compite con los famosos:Chuck Norris,Jim Harrison ,Bob Wall,Skipper Mullins,Joe Lewis,Mike Stone, Bill Wallace,Cassius Clay.


"Por aquella época también conocí a Chuck Norris. Nos enfrentamos en un torneo que tuvo lugar en Washington, D.C. y me ganó, pero luego volvimos a competir en Dallas, Tejas, y allá yo le gané a él. "En un torneo que organizó Jim Harrison en San Luis, Missouri, Chuck Norris no fue. Sin embargo nos reunimos Bob Wall, quien pesaba cerca de 100 kilos y era gran amigo de Bruce Lee; Skipper Mullins, Joe Lewis y yo. Nos tocó a Joe Lewis y a mí pelear. El era muy conocido porque siempre tiraba su patada de lado. Yo era más versátil, me funcionaban todas las técnicas. En esa ocasión Joe Lewis me ganó. También combatí contra Bob Wall: le lancé una patada que penetró su guardia y le rompí dos costillas. "Considero que de todos los competidores con los que me enfrenté, el mejor fue Mike Stone. Valiente, fuerte y hábil. Una vez, en un torneo pequeño de Huntsville, Tejas, competimos. El combate era a un punto. Giré saltando al mismo tiempo y tiré mi patada que dio en plena quijada de Stone, ¡pam!, pero como ninguno de los jueces había visto jamás esa patada, actuaron como si nada hubiera sucedido y no me concedieron el punto. Luego, cuando me incliné, Stone lanzó un golpe de mano y me alcanzó. A él sí le concedieron el punto y fue declarado vencedor. También hubo buena amistad entre nosotros. Cuando terminaban los torneos, siempre quienes habíamos competido celebrábamos yéndonos de paseo por la ciudad. Con Bill Wallace ( Super foot), conocido por su formidable pateo y flexibilidad, también hice buena amistad, aunque él fue de la generación que siguió a la mía. Hace poco fui a un torneo en Ohio, Oklahoma. Allá estaba Bill Wallace. En cuando me vio se acercó amablemente a saludarme: "¡Mr. Moon!", dijo, estrechándome la mano, y conversamos agradablemente. "Cassius Clay (Mohammed Alí) fue y sigue siendo mi amigo. Tenía un tremendo jab que nadie podía parar. Era inteligente, talentoso y carismático. Una vez, en mi presencia, un reportero le preguntó: "Se dice que Ud. ha contribuído con grandes sumas de dinero, en forma desinteresada, para ayudar a mucha gente. Dígame, ¿Con cuánto y a quiénes ha ayudado?" Cassius Clay respondió: "Si yo se lo dijera ya no sería desinteresada esa acción", y no añadió nada más. Así era él de agudo.

En 1968 Jack Hwang lo invita a México a dar clases de Tae Kwon Do en la Escuela del Dr. Manuel Mondragón


Corría ya el año de 1968. Ya había terminado mis estudios de arquitectura, aunque de manera oficial no podía llamarme arquitecto porque para ello hubiera tenido que presentar el examen estatal, luego de haber estado trabajando durante un año con un arquitecto que me otorgara su firma como aval para el examen. Yo ya estaba muy involucrado con la enseñanza del Tae Kwon Do y no me quedaba tiempo para hacer eso debido a que atendía un dojang que abrí en Houston, Tejas. “…Estaba mi vida en este punto cuando un amigo mío de nombre Jack Hwang vino a la ciudad de México, como guardaespaldas de un norteamericano importante, a presenciar las Olimpiadas. El visitó la escuela de Karate Do que el Dr. Manuel Mondragón y Kalb tenía en las calles de Hermosillo e Insurgentes. Sabiendo que Jack conocía Karate, el Dr. Manifestó su deseo de que enseñara en su escuela. Jack contestó: "Debo regresar a los Estados Unidos, pero tengo un amigo allá que es muy bueno en Tae Kwon Do y podría venir aquí a enseñar". "¿Quién es?", preguntó el Dr. "Dave Won Moon", fue la respuesta. "No lo conozco", repuso el Dr., "invítalo para que nos visite". De esa manera vine a México por primera vez. Llegué con Jack Hwang después de las Olimpiadas. Nos pusimos de acuerdo. El enseñaría técnicas básicas durante cinco días y luego yo, combate por otros cinco días. A los alumnos de la escuela del Dr. les gustó mucho lo que les dimos. En el curso de la instrucción, combatí contra los practicantes de Shotokan y Shito Ryu. Resultaba muy fácil ganarles porque eran muy novatos en eso, muy francos al atacar y yo siempre los cazaba. Me acuerdo que para ellos, las patadas altas, arriba de la cintura, eran tabú. "No hay que tirarlas más arriba de ese sitio porque se expone uno demasiado", me dijeron. "¿Cómo que no?", les contesté, "Hay que saber mandarlas a cualquier parte y altura. ¡Miren!" y saltaba yo hasta el techo pateando. A veces giraba y pateaba dirigiendo el golpe al rostro, aunque sin intención de lastimar. "¡Pam!" Ellos no podían parar aquello. Pidieron que fuera yo quien diera las clases. El Dr. Mondragón estuvo de acuerdo y yo me fui a los Estados Unidos para arreglar mis cosas, con la promesa de volver pronto. Tenía yo dos buenas razones para retornar: una era la de enseñar Tae Kwon Do; la otra, que estaba yo muy enamorado de una bella mexicana. "Cuando llegó la Semana Santa de 1969 volví a México para observar despacio cómo eran aquí las cosas. Me gustó sobre todo la actitud de la gente, que es muy calurosa, servicial y afectuosa, de mucha entrega. En Estados Unidos las cosas son muy distintas. También allá hay excelentes personas y tuve muy buenos amigos que me ayudaron mucho, pero en general son muy frías. En México, en cambio, aunque como en todos los países del mundo, también hay bastantes "transas", la gran mayoría es muy sincera y cálida, como la gente de Corea. El temperamento de los mexicanos se parece mucho al de los coreanos. Por eso a los coreanos les gusta tanto México, como pasó conmigo.



1975 se separa del Dr.Manuel Mondragón y decide trabajar por su cuenta.



“…Después de seis años de estar yo dando clases en la escuela del Dr. Mondragón, surgieron diferencias importantes de criterio entre él y yo y decidí separarme para trabajar por mi cuenta. Con algunos de mis alumnos empecé a buscar un local para instalar una escuela. Un día, caminando por la calle de Nuevo León, al llegar al número 139, ví un local abandonado que se rentaba. Me acerqué y, a través de los vidrios polvorientos, pude ver que era un sitio viejo, muy viejo y sucio, pero grande y adecuado para nuestros propósitos. Llevé a mis alumnos y les pedí su opinión. Les pareció, como a mí, que era bueno. Averigüamos que el propietario era Mario Zacarías, el productor de cine. Nos entrevistamos con él y resultó ser una razonable y buena persona. Hicimos el trato para rentar el inmueble. Como era Semana Santa, no podían encontrarse plomeros, carpinteros ni electricistas, pero por las escuelas que había yo instalado en Estados Unidos, tenía experiencia. Lo podíamos hacer nosotros mismos. Pregunté a mis alumnos: "¿Quién puede ayudarme?" Se ofrecieron muchos, entre ellos Carmen Dehesa, Moisés Traconis, Jesús Herrera, Montaño... Hasta Olivares vino para ayudar, aunque poco, porque ya tenía planeadas unas vacaciones para esos días y se fue. "Limpiamos el local, retiramos los escenarios de cine allá almacenados. Pintamos paredes, cambiamos vidrios rotos, pulimos el piso, instalamos tuberías para el agua corriente. Cuando todo estuvo listo, mandé un telegrama a cada uno de mis alumnos. "Estoy en Nuevo León 139, esquina con Ozuluama. Si así lo quiere, puede venir a continuar estudiando Tae Kwon Do". Todos, sin falta, se presentaron. "El Dr. Mondragón entonces contrató los servicios de Hee Il Cho, instructor coreano, pero cuando llegó a dar sus clases no encontró a ningún alumno para instruír, todos estaban conmigo. Jack Hwang, a quien ya he mencionado, vino con él y me habló por teléfono desde el hotel donde los dos se alojaban. "Venga a hablar con nosotros", me dijo. Respondí: "Ustedes ni siquiera me avisaron que venían a México, así que no puedo verlos", y colgué la bocina. Desde entonces terminó para mí la relación con Jack Hwang, porque se prestó a colaborar con aquella situación. Después de muy poco tiempo Hee Il Cho se regresó a los Estados Unidos, de donde había venido. "Una vez, estando yo allá, Bong Soo Han, maestro coreano de Hapkido, con quien tengo amistad, me dijo: "Quiero que conozcas a Il Cho". Efectivamente, estaba a poca distancia de nosotros. Contesté: "Yo sé quién es él y él sabe quién soy yo, pero nunca hemos sido presentados. Entre los dos tuvo lugar una situación poco agradable". Así le hablé a Bong Soo Han. Il Cho nada más estuvo escuchando. Así terminó el episodio con él. "Pasaron los años y nuestra escuela de Nuevo León se volvió famosa. Sus grandes ventanales sin cortinas dejaban ver a los alumnos practicando y ya era costumbre que muchos transeúntes, a veces en grupos, se detuvieran a presenciar lo que hacíamos. "En cierto momento, los administradores del local que ocupábamos quisieron elevar desmesuradamente la renta y, naturalmente, necesitamos otro lugar para instalarnos. Por coincidencia, en esa misma época el sitio donde estuvo la escuela de Karate de Hermosillo e Insurgentes quedó desocupado por haberse cerrado ésta y nos trasladamos a él. Así, de manera tan singular, nuestra escuela de Tae Kwon Do, ya conocida como "Moo Duk Kwan", volvió a funcionar en el mismo punto donde, años atrás, todo había comenzado. Después estuvimos durante un tiempo en la calle de Georgia y al fin nos ubicamos aquí, en Nuevo León Nº 50, cerca del lugar donde tuvimos el primer dojang en 1969. Adaptando el jardín alistamos el área de prácticas. Aunque la escuela ya es propia, alimento el sueño de construír un edificio planeado especialmente para ser la sede del Moo Duk Kwan en México.

Gana Campeonatos mundiales, en compañía de sus alumnos más avanzados.



"En 1973 mis alumnos y yo organizamos en esta ciudad el Quinto Campeonato Nacional de Tae Kwon Do en el que nuestra escuadra de Moo Duk Kwan ganó el primer lugar. Pocos días después iba a celebrarse en Seúl, Corea, el Primer Campeonato Mundial. Mi equipo y yo tomamos el avión y llegamos allá un día antes del acontecimiento. Cuando abrimos la puerta del hotel en el que nos instalaríamos, había gran fatiga en nuestros cuerpos y nos sentíamos mareados por el viaje. No hubo tiempo para descansar, porque esa noche, avisado por mí de nuestro arribo, se presentó mi maestro, Chon Yong Ha, el Dragón de Verano, con un grupo de sus alumnos, muchos de ellos amigos que aprendieron Tang Soo Do junto conmigo y otros que pertenecían a una generación posterior. Hay que hacer mención de que todos mis estudiantes venían lastimados de los combates del campeonato que acababa de tener lugar en México. Hicimos a un lado las sillas y mesas de uno de nuestros cuartos en el hotel y allá practicamos combate con mis camaradas coreanos para aprender las reglas bajo las cuales íbamos a pelear. En México siempre lo habíamos hecho compitiendo en torneos abiertos contra los contingentes de Okinawa, de Shotokan...; pero aquí únicamente habría Tae Kwon Do y las normas serían diferentes. "Pocas horas después, cuando se hizo la declaratoria de inauguración del certamen y nos presentaron como equipo ante una enorme concurrencia, me sentí orgulloso de mis mexicanos. Allá estaban Ramiro Guzmán, Isaías Dueñas, José Luis Olivares, Galindo, Ernesto Morán..., todos aguerridos, bien entrenados, con el espíritu brillante y la voluntad de vencer por México, por Moo Duk Kwan, por ellos mismos. Se portaron como yo sabía que iban a hacerlo... y nos trajimos el tercer lugar, ganado entre los 36 países que participaron, incluyendo, por supuesto, a Corea, cuna de este arte marcial. ¡Imagínese! De no figurar México para nada en el ámbito del Tae Kwon Do mundial, de pronto su nombre estaba en boca de todos. "En 1975 se llevó a cabo el Segundo Campeonato Mundial, otra vez en Seúl, Corea, y de nuevo ganamos el tercer lugar. Ya teníamos mucha notoriedad y los miembros de los otros equipos, durante el torneo y al ver cómo nos desempeñábamos, se preguntaban si tendrían que enfrentarse con nosotros en las finales... "1977 fue un año muy interesante. Participamos en el Primer Campeonato Norteamericano de Tae Kwon Do y tuvimos la satisfacción de obtener para México el primer lugar. "Ese mismo año fue el Tercer Campeonato Mundial en Chicago, Illinois, con 43 países concursando y logramos el cuarto lugar. "El Cuarto Campeonato Mundial se hizo en Stuttgart, Alemania. Además de seleccionar y entrenar a quienes integrarían el equipo mexicano, yo, sin ayuda de nadie pagué todos los gastos del mismo: boletos de avión, comidas, hotel, taxis, renta de automóviles, uniformes. Entraron a la justa más de 70 países y adivine qué. ¡Conquistamos el segundo lugar! En esa ocasión, de ocho competidores que llevé, siete ganaron medallas.



El Licenciado Guillermo López Portillo le da su apoyo, cuando México fue seleccionado para ser la Sede del Quinto Campeonato Mundial, pero otros intereses influyeron y el Campeonato no se realizó.



"Allá mismo, en Stuttgart, en la Asamblea General, mi equipo y yo solicitamos para México la Sede del Quinto Campeonato Mundial. China, Taipei y Egipto también la pidieron, pero ya teníamos muchas simpatías y la votación nos favoreció. Nuestro júbilo era inmenso. ¡México, Sede del Quinto Campeonato Mundial de Tae Kwon Do!... "De regreso en México pusimos inmediatamente manos a la obra. Conseguimos instalaciones deportivas, hoteles con descuentos substanciales para los equipos que vendrían de otros países, menús saludables en buenos restaurantes, guías turísticos que enseñaran a los visitantes las bellezas de la tierra mexicana. Un enviado arribó en avión, proveniente de Stuttgart, trayendo la bandera de la Federación Mundial de Tae Kwon Do. El delegado mexicano le dio aquí la bienvenida y recibió el estandarte...

"El licenciado Guillermo López Portillo, gran promotor del deporte en México y director del Instituto Nacional del Deporte (I.N.D.E.), percibiendo la importancia que aquello tenía para el prestigio de la nación ante el mundo, me dijo que yo le hiciera la relación de los gastos para que los sufragara la institución, pues iban a ser tan elevados que, lógicamente, yo solo no podría hacerles frente. Se la entregué. Serían seis millones quinientos mil pesos, que en aquel entonces representaban una gran suma. El licenciado López Portillo revisó las cuentas, estuvo de acuerdo y firmó de conformidad. Con mucho tino sugirió que el campeonato se llevara a cabo después del certamen mundial de ciclismo que iba a celebrarse en Baja California y luego de la Universiada. Esos dos acontecimientos centrarían la atención mundial en México, y entonces, dijo, daríamos el tercer gran golpe: el Campeonato Mundial de Tae Kwon Do. Este constituiría el broche de oro para cerrar las actividades deportivas aquel año de 1981 en México y su nombre sería repetido por la prensa de los cinco continentes. La sorpresa. "Todo estaba listo, incluyendo al equipo mexicano, preparado para dar lo mejor de sí; mas en ese momento el licenciado Guillermo López Portillo se retiró de la jefatura del I.N.D.E. Entonces vino lo inesperado, lo increíble, lo absurdo, la sorpresa obscura: la nueva dirección del Instituto nos negó terminantemente su apoyo y lo retiró por completo... y el Quinto Campeonato Mundial de Tae Kwon Do ya no se llevó a cabo. ¿Qué fue lo que pasó?, ¿Qué razones pudieron haber para que lo ya dispuesto y que constituiría un prestigioso galardón en la fama de la patria, no se llevara a cabo? Yo no lo sé, pero el que perdió allá fue México, nuestro México. Y cuando digo "nuestro", quiero significar precisamente eso, porque en 1975, identificado con este país y con su gente, me nacionalicé mexicano. Mis cuatro hijos, dos muchachos, y dos muchachas, también son mexicanos. "Así fueron las cosas. La vida a veces presenta cosas incomprensibles y esta fue una de ellas. "…Comenzamos luego a tener problemas para conseguir locales grandes en dónde realizar nuestros torneos y demostraciones. Las autoridades deportivas ya no nos los facilitaban. Dejamos de tener acceso al Gimnasio Juan de la Barrera en la ciudad de México, como otrora. Para nosotros, ya no nada. Sin embargo, supimos sacar provecho de ello, porque al cerrársenos las puertas en el Distrito Federal, llevamos el Tae Kwon Do a los Estados y llegamos a tener 240 escuelas diseminadas en toda la república. En la actualidad tenemos 220.


Significado del Nombre de su escuela y Escudo.



El nombre. Moo Duk Kwan, como se llama nuestra escuela, quiere decir "Instituto de Virtud Marcial". En su escudo se ven dos ramas de laurel, la victoria, colocadas en forma de corona, enfatizando la idea de triunfo. Su color oro significa para nosotros la eternidad, como el del metal de ese nombre, que nunca cambia. El puño derecho al centro representa la rectitud ( en muchas filosofías del mundo la izquierda o "siniestra" simboliza al mal), recordándole así al estudiante de Moo Duk Kwan que debe defender lo recto. Todo se presenta sobre un fondo azul, que es el color del cielo, de la paz y la serenidad. Finalmente, abajo, en un círculo, están los caracteres coreanos de "Mu", correspondientes a la idea de "marcialidad".


Filosofía el Tae Kwon Do


Mu Sul, Mu Ye, Mu Do. En relación con este "Mu" de la marcialidad, es importante decir que su significado se despliega en tres direcciones. Si practicamos las patadas y golpes del Tae Kwon Do sólo como técnicas físicas, pensando tal vez en que pueden servir para agredir a alguien, eso no es Tae Kwon Do, es Mu Sul. Generalmente, luego de un tiempo de estar ejercitándonos, comprendemos que el propósito del entrenamiento no es el de atacar a alguien y empezamos a perfeccionar los movimientos de manera que salgan lo mejor posible, con estética, fuerza, efectividad, impacto; cada vez mejor, como lo hace un pintor con sus pinceles al crear un cuadro, buscando expresar en él belleza y excelencia. Eso es Mu Ye. Finalmente, al sublimar aún más nuestros propósitos, encontramos en el entrenamiento un encanto, una satisfacción interna que no pueden explicarse con palabras y no son sino la felicidad que todos los seres humanos queremos encontrar a nuestro paso por la vida. Eso se llama Mu Do y eso sí es Tae Kwon Do. Realizar esto debe ser el objetivo de todos los practicantes en Moo Duk Kwan.


Aportaciòn de Moo Duk Kwan para nuestro México".



"…Como mexicano pongo mi grano de arena para el bienestar de la nación en la siguiente forma: considero que nuestro país necesita hijos sanos de cuerpo y mente, con actitud de triunfo; ciudadanos trabajadores, eficientes y muy responsables; dirigentes honestos y leales a su patria. "Por ello en Moo Duk Kwan orientamos la enseñanza del Tae Kwon Do para crear mentalidades imbuídas de esos principios. Nuestros alumnos repiten constantemente: "Soy Moo Duk Kwan, soy triunfador". Asimismo afirmamos una y otra vez en nuestras clases y hacemos que los estudiantes digan: "Debes ser leal con tu país, con tu familia, con tus padres, con tus maestros, con tus amigos y, sobre todo, contigo mismo, siendo la lealtad la más heroica de todas las virtudes". "La educación escolar, la instrucción universitaria, el conocimiento de idiomas, significan muy poco si no se posee el temple de carácter y la actitud necesaria para abrirse paso y triunfar en la vida. Debido a eso en Moo Duk Kwan damos tanta importancia a la formación de la personalidad y me parece que de esta manera contribuímos de un modo que tal vez sea significativo, al mejoramiento de las virtudes ciudadanas, porque ¿no es acaso bueno que en todas nuestras escuelas se les recuerde a los mexicanos inscritos en ellas, varios días a la semana, cuando practican Tae Kwon Do, que deben ser leales a su país y hacer su máximo esfuerzo para engrandecerlo y honrarlo, así como para volverse ellos mismos cada vez mejores en todos sentidos? Yo creo que sí, y esa es la aportaciòn de Moo Duk Kwan para México, para nuestro México". Estas fueron las palabras de Dave Won Moon, introductor del Tae Kwon Do en nuestro país; las palabras de un hombre que nació en Corea, pero que tiene el corazón de mexicano.

(De como Dai Won Moon Introdujo el Tae Kwon Do a México)Por Alonso Rosado Sánchez














lunes, 12 de enero de 2009

SALUDOS

He creado este blog con la finalidad de escribir sobre algunas disciplinas como son:
Tae Kwon Do,Taeworkout,spinning,pilates,zumba,hawaiano, tahitiano,entre otras.